Había
una vez una niña llamada Sarita
Era
una niña muy alegre y valiente. Le gustaba como a todos los niños tener muchos
juguetes pero claro tenía un juguete favorito, o más bien un objeto favorito.
Un objeto mágico.
Este era un huevo que
aparecía una vez cada mil horas, cada vez en un lugar diferente. La primera vez, apareció misteriosamente en la oreja de
la niña. Otra vez apareció en la torre más alta de un castillo de princesa,
otra vez apareció en la cima de una montaña. La última vez fue visto alejarse rápidamente
del planeta tierra rumbo a Marte.
Sarita
siempre tenía que buscarlo haciendo una gran travesía por el universo. ¿Cómo
empezar aquella búsqueda una vez más? ,¿Estaría aun en el planeta? , Tendría que volar en algún cohete,
o estaría tal vez muy cerca de su mano?.
Emprender
una búsqueda nunca es fácil aunque se trate de un huevo.
Hay
que hacer muchas preguntas, hay que pensar en muchas cosas.
Alguien podría preguntarse si vale la pena emprender tal búsqueda. (Siempre
pensando en el premio adentro)
Otros
se preguntarían si va a ser muy difícil buscarlo (por si le alcanzan las
fuerzas)
Otros
dirán que es mejor esperar que el huevo simplemente aparezca.
Pero los niños, niños son y
no le preocupan este tipo de cosas, ¡afortunadamente¡
Simplemente
disfrutan de la búsqueda por la búsqueda, como si fuera el mayor tesoro del
mundo, por el placer del sabor del chocolate pero más aún por la sorpresa al final del juego.
¡Y colorín colorado este cuento no ha acabado…!
Septiembre
de 2018
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